Читать книгу Espiados. Un agente: Marcelo D'Alessio. Un juez: Alejo Ramos Padilla. El poder argentino, en jaque онлайн

103 страница из 114

Finalizada las declaraciones, Ramos Padilla las leyó y saludó a los personajes en cuestión. En la soledad de su despacho volvió a leerlas. Las repasó una vez más. Por una parte, los testimonios se habían realizado habiendo conocido varias pruebas de la causa que se habían difundido en los medios, por lo que podían ser relatos contaminados. Además, tenía en su poder conversaciones telefónicas entre D’Alessio y González, y estas daban sobradas pruebas de tener una amistad y una relación fluida. Hablaban, entre otros temas, del pago de honorarios de distintos clientes. Por eso, durante los convulsionados días, las dudosas relaciones entre las ahora supuestas víctimas y el extorsionador quedarían para ser investigadas más adelante.

Comodoro Py I: a confesión de parte, relevo de pruebas

Las jornadas del 8 y 11 de febrero fueron agitadas para dos juzgados federales en particular. Uno de ellos buscaría hacer contrapeso a Dolores y, a través de los recovecos legales, iría por la causa de Ramos Padilla. Era necesario desactivar la versión que circulaba en los medios respecto de la denuncia en curso en el lejano pueblo bonaerense. ¿Cómo contrarrestar los audios que había publicado Horacio Verbitsky y que, junto a unas pocas fotografías, eran las únicas pruebas accesibles para el periodismo? Con nuevos audios.

Правообладателям