Читать книгу Espiados. Un agente: Marcelo D'Alessio. Un juez: Alejo Ramos Padilla. El poder argentino, en jaque онлайн

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En la oficina de audiencias del Juzgado habían instalado un sistema de videoconferencia días atrás. Por problemas técnicos la primera declaración de Leonardo Fariña no se grabó correctamente. Amén de ello, el personal había tomado nota de lo pronunciado y, con la ratificación de Fariña al día siguiente, aquella fue un hecho.

Antes de comenzar la audiencia, Rodrigo González renunció a la defensa de D’Alessio por una cuestión lógica de conflicto de intereses. El denominado “valijero K” habló de la supuesta relación que lo unía a Marcelo Sebastián D’Alessio. El espía, con vínculos norteamericanos, afirmaba ser su representante legal en conjunto con Rodrigo González. Fariña negó ello y lo justificó manifestando que, si le requerían al Servicio Penitenciario Federal quiénes habían sido los abogados que lo visitaron durante su detención, D’Alessio no aparecería. Además, expresó que desde que se encontraba en el Programa de Testigos Protegidos e Imputados Colaboradores “poseía una misma línea de teléfono, por lo que se podría corroborar a través de un pedido del listado de llamados que nunca se comunicó con él”.

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