Читать книгу Espiados. Un agente: Marcelo D'Alessio. Un juez: Alejo Ramos Padilla. El poder argentino, en jaque онлайн

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D’Alessio intimidaba hasta el hartazgo, y quien no accedía a sus pedidos de dinero era amenazado con ser escrachado en el diario Clarín. Curiosamente, del empresario en cuestión se escribieron decenas de notas en el hegemónico matutino. Todas fueron firmadas por Daniel Santoro. La particularidad de esta operación residía en que el periodista utilizaba párrafos enteros de información que D’Alessio le mostraba a Traficante horas, y en algunas oportunidades hasta días, antes de que fueran publicados.

Conversaciones de similar tenor fueron aportadas por Gabriel Traficante a la justicia el 19 de diciembre de 2016. El 27 de diciembre del mismo año, Cristina Yacobucci, titular de la Fiscalía N° 32, reclamó la intervención de la línea telefónica del damnificado y el allanamiento a la casa del espía, pero el magistrado no hizo lugar a ninguno de los dos pedidos. El juez, Marcelo Aguinsky, frente a la extorsión en curso declaró su incompetencia.

Gabriel Traficante apeló y a Marcelo D’Alessio le llegó una notificación de la causa en curso. El 22 de febrero de 2017, Rodrigo González fue propuesto como abogado defensor del espía, y el 24 de febrero, la Justicia tuvo que entregarle la totalidad de las grabaciones aportadas por Traficante. Luego de un año de disputas procesales en torno a qué juez se quedaría con la causa, el 12 de diciembre de 2017, el Juzgado Federal N° 9, a cargo de Luis Rodríguez, se hizo de la investigación. El magistrado analizó las pruebas y dispuso las medidas solicitadas 365 días antes. Pero los resultados de estas quedaron perdidos en algún cajón de su despacho.

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