Читать книгу Espiados. Un agente: Marcelo D'Alessio. Un juez: Alejo Ramos Padilla. El poder argentino, en jaque онлайн

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Algunos medios replicaron la denuncia sin cuestionar la veracidad de las escuchas o sin siquiera saber si era legal o no escuchar a presos, o bajo qué contexto se habían intervenido los teléfonos. Así las cosas, la causa que manejaba el juez de Dolores, que trataba de una organización que hasta el momento se dedicaba al espionaje ilegal para realizar distintos delitos, era contrapuesta con otra causa en base a escuchas ilegales. Creer o reventar de un puf.

Pero ese no sería el único contrapeso. El mismo 8 de febrero, la secretaria del fiscal Carlos Stornelli encontró un “anónimo” en la oficina. Era de una supuesta admiradora del funcionario que le advertía de un “ataque por la espalda”. Decía (sic): “Señor Fiscal: Soy alguien que admira su trabajo, desde que fue ministro de la provincia de Buenas Aires y valoro lo que esta haciendo ahora. Para mi desgracia y por razones de supreviviencia economica estoy ligada a gente muy pesada, y com muchos recursos economicos y contactos politicos, sobre todo con dirigentes K. en esta conspiacion estan los K detenidos por su causa y alguno que ayuda desde afuera. Escuche de mis jefes que estan armando ‘algo’ entre mediatico y judicial contra usted y contra Bonadio para desprestigiarlos, sacarles la causa de los cuadernos y si pueden hacerles una o varias causas penales, y echarlos o meterlos presos o algo peor.

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