Читать книгу El sexo oculto del dinero. Formas de la dependencia femenina онлайн

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Pagar por obtener una experiencia sexual es, en última instancia, un atentado al narcisismo masculino (pues gracias al dinero el hombre obtiene lo que no puede conseguir sin el). En cambio, hacer ostentación de usufructo económico por usar a la mujer como un objeto-fuente de ingresos, parece halagar su capacidad de poder.

¿Acaso los diccionarios, construidos por Reales Academias, intentan a través de la omisión de ciertas palabras eludir aquellas realidades que hagan mella en la imagen masculina?

El concepto popular de prostitución quedaría incompleto si, además de sexualidad y dinero, excluimos el ámbito público.

La prostitución nunca fue vista como actividad privada ni doméstica. Se la ubica muy claramente como una actividad pública —fuera del ámbito doméstico— ejercida por mujeres.

De manera que cuando se unen los términos mujer, sexualidad, dinero y ámbito público, ello evoca y remite —consciente o inconscientemente— a la idea-vivencia-creencia de prostitución.

De esta manera el consenso popular y académico llega a definir la prostitución como una actividad fundamentalmente femenina que se desarrolla en el ámbito público, por lo cual se recibe dinero a cambio de un servicio personal sexual.

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