Читать книгу Un viaje en el tiempo онлайн

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Una de las primeras cosas que hizo fue promulgar una ley que proclamaba la inferioridad de los judíos y determinaba que no merecían formar parte de Alemania. Esta ley no afectó solo a unos pocos judíos, sino a masas de seres humanos de todo el país. La policía secreta de Hitler irrumpió en restaurantes, tiendas y hogares judíos, gritando sus órdenes de evacuación. Muchos judíos fueron empujados a sectores cercados de la ciudad, llamados guetos, donde niños tosiendo y vestidos solo con trapos temblaban en el aire nocturno. Otros judíos fueron obligados a trabajar en fábricas como esclavos. A otros los metieron en trenes como si fueran ganado, con destino a los lugares que se convirtieron en la cara grotesca del Holocausto: los campos de concentración. Separados de sus familiares, con apenas migajas de comida, plagados de insectos y dolor, muchos judíos sentían que sus cuerpos eran devorados lentamente por el hambre o por la enfermedad. Luego, lo peor. Hitler ordenó que los judíos, uno tras otro, fueran ejecutados por pelotones de fusilamiento o en cámaras de gas. Se calcula que, durante la Segunda Guerra Mundial, murieron hasta seis millones de judíos a causa del Holocausto.

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