Читать книгу Un viaje en el tiempo онлайн
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Hemos recorrido un largo camino desde que ese primer papel moneda salió de las prensas de Massachusetts. Hasta finales del siglo XIX, no se imprimían muchos billetes porque los bancos utilizaban monedas de oro y plata para realizar transacciones. Pero ahora, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos en Washington D. C. imprime millones de dólares en papel moneda cada día, y la mayor parte ni siquiera tiene oro como respaldo. Sin duda, “no vale el papel en el que está impreso”. Las denominaciones más comunes en dólares son 1, 5, 10, 20, 50 y 100. Sin embargo, en el pasado ha habido billetes de 500, 1.000, 5.000, 10.000 y 100.000. La mayor denominación de un billete de papel fue de un millón de dólares, pero se imprimió solo como un truco.
¿Sabías que no eres realmente dueño del dinero que tienes ahora en tu billetera o en tu cuenta de ahorros, ni siquiera de las monedas que tienes bajo los almohadones del sofá? Por mucho que hayas trabajado para ganarlos, todos son un regalo de Dios, un regalo para que lo administres por él. Confiar en estos objetos temporales que pueden oxidarse, quemarse, ser robados o evaporarse en la bolsa de valores no es una sabia estrategia de gestión financiera. Indica que confías más en los tambaleantes mercados financieros del hombre que en la sólida economía del Cielo. Dios ha prometido derramar innumerables bendiciones sobre ti por confiar en él como el verdadero Propietario, y sus promesas valen muchísimo más que el papel en el que están impresas.