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21 de marzo

Fe de pies mojados


“Era la temporada de la cosecha, y el Jordán desbordaba su cauce. Pero en cuanto los pies de los sacerdotes que llevaban el arca tocaron el agua a la orilla del río, el agua que venía de río arriba dejó de fluir y comenzó a amontonarse a una gran distancia de allí” (Jos. 3:15, 16, NTV).

Existen dos tipos de fe: la de pies secos y la de pies mojados. A veces, Dios nos guía hacia el Mar Rojo, con un ejército enemigo que nos pisa los talones. Entonces, frente a nuestros ojos asombrados, Dios abre el mar y cruzamos por tierra seca. Esta es la fe de pies secos: Dios abre un camino, de forma milagrosa, antes de que nos mojemos.

Otras veces, sin embargo, Dios espera de nosotras una fe de pies mojados. Cuando ya hemos caminado con él durante un tiempo, Dios nos puede guiar al río Jordán. Él nos dice claramente que avancemos, ¡pero el río está salido de cauce! En ocasiones como estas, el río no se abre sino hasta que nuestros pies tocan el agua: esta es la fe de pies mojados.

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