Читать книгу Jesús, el Hijo de Dios. Explorando la identidad divina de Cristo онлайн

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Y, sin embargo, a muchos cristianos nunca se les enseña ni siquiera a tomar conciencia de la deliberada conexión narrativa existente entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, y mucho menos a entender lo que eso implica para la restauración del amor de Dios en las relaciones humanas. Nuestro enfoque ha estado orientado sobre todo por la preocupación egocéntrica por la salvación personal. La visión teológica del cristianismo ha estado tan completamente saturada de pensamiento griego en la iglesia medieval que la orientación típicamente hebrea hacia la relación del Pacto es casi desconocida en el cristianismo moderno.

La Biblia nos está contando una historia. El objetivo de esta historia es que el amor inspirador del Pacto sea restaurado en la raza humana. Jesús es la figura central y más sobresaliente de la historia. Él es quien logra hacer realidad las intenciones del Pacto, final y completamente. En Cristo, somos testigos de la gran reconstrucción de la historia de Israel, esta vez con fidelidad al Pacto. En él, todo lo que Dios había previsto para Israel, y para toda la raza humana, se cumple. En cada acto de su existencia, hasta el punto de dar su vida por sus enemigos como el evento culminante de la fidelidad al Pacto, Jesús vivió el amor de Dios y, al hacerlo, cumplió plenamente la intención de la narración del Antiguo Testamento, con todos sus ideales del Pacto y sus imperativos relacionales. Pablo entendió claramente esto cuando resumió toda la Biblia en una sola frase:

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