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¡Acompáñenme a construir esa dignidad!
Capítulo 4. Una dignidad naciente
Del origen latín dignitas y este de dignos, que significa digno o merecedor, que conviene o merece, palabra usada en ocasiones para enmarcar el valor, merecimiento, libertad, con derecho, respeto e inclusive con poder, pero expresado contrariamente como indigno, no honesto, desleal, no merecedor, juicio emitido comúnmente por alguna autoridad, sea grupo o persona que tiene algún tipo de conocimiento superior o con poder para evaluar el valor de ser digno basado en parámetros de vida, escritos y/o estipulados por el sistema donde se nace .
Antes de iniciar una profundidad en el análisis de esta distinción, es importante pararse en un lugar que permita distinguir cuáles son los límites de la dignidad, cuándo no se alcanza llegar a serlo, qué implica ser digno y qué genera su exceso.
Un comentario comúnmente encontrado en nuestra vida diaria, es que todos nacemos dignos, por el hecho de ser humanos, la dignidad viene con nosotros, somos iguales, libres, pero con derechos y deberes escritos y determinados por quienes ya hacen parte del sistema; y si ya nacemos dignos, ¿por qué debemos ser evaluados por la mirada de otros?, ¿qué tipo de medición se puede realizar para medir la dignidad? Si cada sistema mira algo específico en la dignidad, ¿en qué sistemas seremos dignos y en cuáles no? Es aquí en donde el límite inicial de ser digno comienza a generar un abanico de posibilidades, ya que si nacemos dignos, podremos pertenecer a todo tipo de sistema, pero no es así; por ejemplo, en las religiones, el merecimiento de ser digno, de pertenecer a alguna de ellas, está limitado por una serie de requisitos que permitirán o no serlo y es alguien o un grupo de integrantes, que indicará, basados en sus conocimientos de su dignidad y la definición de su religión, quienes puedan aprobar el merecimiento de pertenecer, de hacer parte, de ser digno de ser incluido, entonces bien, ¿Realmente nacemos dignos? Si así fuera, ¿por qué existen diferentes estándares para evaluar la dignidad? Pues es aquí donde es importante mencionar que, para acceder a la dignidad de pertenecer y hacer parte, se debe cumplir con normas dadas, así que si revisamos lo mencionado anteriormente, nacemos en el lugar donde somos dignos de nacer y tenemos nuestra determinada dignidad, pero, para movernos a otro sistema, debemos mostrar que la dignidad definida allí puede ser alcanzada por nosotros. Me quedo con la pregunta: ¿Hay varias dignidades, con la que nacemos por ser humanos y las que nos piden para entrar en los diversos sistemas?