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Somos observadores únicos, con valores determinados por nuestros sistema primario y a los que pertenecemos, en donde aprendemos a movernos en la vida, ejecutando acciones que están íntimamente relacionadas con lo que aprendimos a pensar y sentir, de ahí vienen resultados propios de cada ser, expresando, a través de su palabra, cuerpo o emoción, lo que quiere mostrar, dejar ver, ser auténtico dejando a la luz ese ser único perteneciente y singular.

Consulto este segundo autor, dada la gran relevancia de su definición. Tenemos repertorios para actuar en la vida, los construimos de diferentes maneras, algunos los comenzamos a esbozar nosotros desde el continuo aprendizaje, pero los iniciales, los que vienen con nosotros para comenzar a vivir, ¿de dónde nacen?, ¿por qué los adoptamos?; al ser soltados a un mundo en movimiento, comenzamos a repetir lo que vemos, si esto lo hacen mis padres, debe ser porque así se hace, o si vemos a nuestros cuidadores principales desenvolverse ante alguna situación, asimilamos ese comportamiento que tiene un resultado previsto, pero también vemos que, con la generación de comportamientos contrarios, a veces llega más atención; si antes nos veían, ahora vamos a ser el centro de atención; acá utilizaré el recurso de la experiencia de vida como padre.

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