Читать книгу Incursiones ontológicas VII онлайн
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Somos seres que venimos, no en blanco al mundo, desde el vientre de nuestra madre tenemos preconcepciones de vida y algunos pequeños rasgos de cómo seremos al nacer, traemos una mezcla de dos ADN que se unieron para formarnos, pero de ahí para atrás hay todo un linaje, una historia de personas y sistemas que también nos constituyen, que contienen características biológicas, pero que también abren un espacio gigante para que lo que haya en el exterior nos conforme y nos haga lo que somos, es responsabilidad nuestra poder abrir los ojos, entender que fue lo que vimos, porque lo adoptamos y cuáles fueron sus consecuencias para no caer en el juego de la historia contada, si no entrar en la fenomenología de vida que nos pueda entregar las partes que definen nuestro ser constitutivo en el mundo.
El camino del reconocimiento de la identidad está marcado por todas esas experiencias de vida, recuerdos gratos y desagradables, de sentir en el cuerpo los dolores y las caricias, de emocionarse de todas la maneras pudiendo ver que trascendemos en la existencia con todo lo que hemos vivido, pero sobre todo, ese reconocimiento se transforma cuando aceptamos y entendemos lo que nos trajo al mundo, lo que implico crecer y ser el ser constitutivo que somos hoy, de ahí nos podemos parar con una mirada más poderosa ante el mundo, una mirada que nos da una visual más amplia de cómo queremos ser vistos en adelante, esta es nuestra identidad.