Читать книгу Incursiones ontológicas VII онлайн
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El sistema familiar primario fue uno solo de los sistemas con los cuales empecé a configurar esa enredada, pero consistente conducta que me motivaba a estar presente y vigente frente al mundo; ya no era una opción aparecer, era una necesidad. En mis sistemas educativos, tanto el colegio como en la universidad, me encontré con espacios de liviandad, de soltar lo que hacía que existiera una víctima o un victimario, que permitían que ese ser volara y apareciera de otra manera, y como un mal presagio del destino, después de haber sufrido mucho los vicios de mi padre, encontré en el alcohol, las mujeres las fiestas, todas las sustancias y espacios prohibidos, una contribución a una nueva parte de identidad que me elevó a ser más visible que nunca; el alcohol en mi primer lugar de vida, en las familias de cada uno de mis padres y en el círculo de amistades, abrió un espacio para notarme, y con esa excelente capacidad de racionalizar las cosas, encontrar detalles que me permitieran analizar las situaciones, el nunca rendirme. porque siempre había más, más la fuerza y persistencia que fueron entregadas en casa, logré ser más notable que nunca, pero y ¿cuál era el precio asociado que estaba dispuesto a pagar de esta forma de ser visto?, ¿era el camino a seguir el que se estaba tomando para hacerme notar?, ¿para qué llegaba a extremos, como los mencionados, para ser visto, siendo que, en mi singularidad y particularidad era un ser maravilloso?