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Responder estas preguntas hoy ya no cobraría sentido, dado que fueron las herramientas usadas allá en ese momento, pero si es relevante levantar las inquietudes, dado que elevan la mirada a entender que la consecuencia de la rabia o tristeza que aparecían en mí, junto a la resignación o prepotencia de estancarme o ir más adelante, eran las características, el borde de la grieta que definitivamente, como lo menciona el modelo conceptual de la figura 3, debía reconocer, aceptar, perdonar y reparar, el gran camino a permitirme ser visto hoy sin vergüenza ni culpa, era aceptar con compasión, humildad y amor propio que el camino recorrido había sido consecuencia de mi formación personal, grupal y familiar que cada uno de los sistemas me había entregado pero que hoy podía resignificar de una manera adecuada. “El hecho es que mientras más nos alejamos de las emociones básicas “puras”, más complejos son nuestros estados internos, a tal punto que frecuentemente no los reconocemos ni en nosotros mismos ni en los demás.” (Susana Bloch, 2013, p18). Como menciona Bloch, el camino a entender mi identidad, mi estar presente, se basó en reconocerme con el ser que soy hoy, con luces y sombras.