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Gabriela

17 de febrero


Bondad con los enemigos

“No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Romanos 12:21).

¿Cuál es tu reacción más común para con tus enemigos? Imagina que vives tranquilo en una ciudad y de repente te enteras de que un rey de un país enemigo envió a un numeroso ejército para atraparte y matarte. Pero así como en las mejores películas, la situación se da vuelta a tu favor, y todo el ejército enemigo queda rendido a tu poder y tienes que decidir qué hacer con ellos. ¿Tú qué harías? ¿Vengarte? ¿Castigarlos?

Bueno, la situación que acabo de contarte es exactamente lo que le sucedió al profeta Eliseo. Puedes encontrarla en 2 Reyes 6:8 al 23. El rey de Siria mandó atraparlo con un numeroso ejército que rodeó la ciudad de Dotán, donde Eliseo vivía. Eliseo oró a Dios para que todo el ejército quedara ciego, y luego él mismo los guió hacia el centro de la ciudad de Samaria, donde volvió a orar para que Dios les abriera los ojos.

¡Guau! ¡Qué situación! Imagina dos cosas: una, que eres del ejército israelita y notas con alegría cómo Dios ha entregado al ejército enemigo en tus manos. ¡Ya saboreas de antemano el merecido que les darás! Ahora imagina que eres un soldado del ejército sirio y cuando se abren tus ojos descubres que estás a merced de tus enemigos, ¿qué pensarías? ¿Qué querrían hacer los israelitas contigo? ¡Qué miedo!

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