Читать книгу Nuestro maravilloso Dios онлайн

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Nada de esto, por supuesto, debería sorprendernos. ¿No dice la Escritura que Jesús se levantaba “muy de mañana, siendo aún muy oscuro”, para ir a un lugar desierto, y allí orar? (Mar. 1:35). ¿No dijo el mismo Señor a sus discípulos, cuando se acercaba la hora de su prueba, que lo dejarían solo, pero que en realidad no estaría solo, porque el Padre estaría con él?

Hay aquí una preciosa lección para nosotros. Si para Jesús su relación con el Padre lo era todo; si para él la presencia del Padre era una realidad indiscutible, al punto de que nunca se sentía solo, ¿qué implicaciones tiene este hecho para ti y para mí? Si nuestro Salvador encontraba consuelo y paz en la comunión con su Padre, ¿qué nos dice este hecho, siendo que su Padre es también nuestro Padre?

Lo que esto significa, simple y sencillamente, es que no importa la magnitud de las pruebas que te toquen enfrentar, nunca estarás solo, sola, porque el Padre estará contigo. Nunca te abandonará, por el simple hecho de que te ama. Es lo que dice nuestro versículo para hoy.

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