Читать книгу Ni una boda más онлайн

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En incontables ocasiones se ponía a preparar la cena para luego olvidarse por completo de la comida. Benjamin se frustraba tanto, decía que las comidas quemadas eran un desperdicio y se quejaba porque la casa olía siempre a humo.

Eres la persona más desorganizada que conozco, le decía con frecuencia.

Los pulmones de Violet se contrajeron. Parte de los motivos por los que insistía en la organización era para ayudar a manejar su TDAH. La atención dispersa y la incapacidad para concentrarse eran los síntomas más conocidos, pero la otra cara de la moneda consistía en estar tan inmersa en las actividades que disfrutaba que se olvidaba de todo lo demás.

Por mucho que lo intentara, se perdía a menudo en la edición de fotos o en añadir imágenes inspiradoras a su carpeta de boda. Lo que parecían minutos se convertían en horas y cuando salía del relajante mundo dentro de su cabeza encontraba uno caótico, lleno de confusión. Y, lo peor de todo, con un Benjamin decepcionado.

Eso alimentaba su ansiedad y, a partir de ahí, le resultaba casi imposible hacer algo bien.

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