Читать книгу Ni una boda más онлайн

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Por fin, los bomberos y el policía se marcharon y Maisy cerró la pastelería. Le dio a Violet las llaves de la casa y le dijo que se sintiera como en su propio hogar mientras recogía a Isla.

Después de aventar sus bolsas en la recámara de invitados y de ducharse, Violet volvió a sentirse medio humana.

Tan pronto como entró en la sala, Maisy señaló los dos vasos de vino que había servido. En lugar de tomar uno, Violet agitó sus dedos con el clásico movimiento de dame.

–Lo primero es lo primero. He estado esperando todo el día para acurrucarme con mi sobrina.

Isla estaba calientita, olía a aceite de bebé y llevaba puesta una pijama con una estrella en el trasero.

Violet se instaló en el sofá, colocó a su sobrina en su regazo antes de alcanzar el vino y tomar un sorbo. Devolvió la copa al posavasos y luego pasó un nudillo por la mejilla regordeta de Isla.

–Un día, cuando seas mayor, la tía Violet te dirá lo que no debes hacer con tu vida, porque resulta que es una experta en el tema.

–Detente. La gente que lo tiene todo resuelto es aburrida, por no decir molesta –Maisy levantó su copa–. Y piénsalo de esta manera. A partir de ahora, el resto de tu estancia solo puede mejorar.

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