Читать книгу Hay quienes eligen la oscuridad (versión latinoamericana). Cinco mujeres desaparecidas y ningún culpable онлайн
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Debajo de cada estante había una gaveta poco profunda, en la que estaban las fotografías del “antes” de cada muñeca. Las fotografías brillosas de 20 por 30 centímetros mostraban caras rayadas, ojos faltantes, quebraduras por las que asomaba el relleno, vestimenta manchada, miembros superiores o inferiores faltantes y porcelana descolorida. Había un gran contraste con las impecables muñecas que Rory había devuelto a la vida con gran pericia y meticulosidad.
Sentada ante la mesa de trabajo, encendió la lámpara de cuello flexible y dirigió el haz de luz hacia la muñeca Kestner que el padre de Camille Byrd había utilizado para convencerla de reconstruir la muerte de su hija. Bebió otro trago de cerveza y comenzó la revisión de rutina. Fotografió los daños desde todos los ángulos y terminó con una fotografía de la muñeca de cuerpo entero recostada sobre la mesa, que se convertiría en la imagen del “antes” de la restauración.
El bienestar que le provocaba la cerveza, sumado a la emoción de un proyecto nuevo —tanto el de la muñeca como el de la propia Camille— fueron suficientes para penetrar las profundidades de su mente y distraerla del montón de carpetas que aguardaban en la oficina de su padre. Y también de la imagen de su padre muriendo solo en su casa.