Читать книгу Ester y Mandrágora 2. De amor y de magia онлайн
6 страница из 9
Lo acaricié.
Subí las escaleras de cuatro en cuatro hasta mi habitación, en lo más alto, justo bajo el techo. Quería estar sola para terminar de leer la carta de Lucía.
Y para releerla y volver a leerla una vez más.
–¿Qué te dice?
No logré estar sola en mi habitación por mucho tiempo. Apenas tuve tiempo de acomodar los cojines y sentarme en mi cama cuando Mandrágora abrió la puerta y asomó la cabeza.
–Vamos, no seas egoísta, Ester... ¿Qué cuenta Lucía? ¡Léeme!
–¡Entra, siéntate y cállate!
Mandrágora saltó sobre mi cama y se acurrucó contra mí. Ya estaba ronroneando.
Sonreí y me imaginé a mi amiga saliendo apresuradamente de nuestro dormitorio y revoloteando por los pasillos vacíos de la escuela hacia la tienda de pociones. Lucía no es una bruja como las demás: es diminuta. Los humanos dirían unos treinta centímetros, yo diría que ni siquiera me llega a la rodilla. Ser tan pequeña le permite volar con solo una gota de ungüento de sapo en el cuello, pero sin el polvo de Scribus no podría escribir más que unas pocas palabras.