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«Ciertamente que la avaricia hace a los hombres odiosos. También es privación de bien su posesión, porque poseyéndolas no hay generosidad, que es virtud, la cual es perfecto bien y hace a los hombres rumbosos y queridos; lo cual no puede ser poseyéndolas, sino dejándolas de poseer». Por lo que

Boecio, en el mismo libro, dice: «Es bueno el dinero cuando, transferido a los demás por hábito de generosidad, no se posee ya nada». Por lo cual es manifiesta su vileza en todas sus señales, y de ahí que el hombre de recto deseo y verdadero conocimiento no las ama, y no amándolas, no se une a ellas, antes bien, siempre lejos de sí las quiere, a no ser en cuanto están ordenadas a un servicio necesario. Y es cosa de razón, porque lo perfecto no se puede unir con lo imperfecto. Por lo que vemos que la línea torcida no se junta nunca con la derecha, y si hay alguna unión no es de línea a línea, sino de punto a punto. Y de aquí se sigue que el ánimo recto, es decir, en el deseo, y verdadero, esto es, en el conocimiento, no se destruye por su pérdida, como dice el texto al fin de esta parte. Y con este efecto quiere probar el texto que son río que corre lejos de la enhiesta torre es la razón, o sea de la nobleza; y por eso las riquezas no pueden quitar la nobleza a quien la tiene. Y de este modo se discuten y reprueban las riquezas en la presente canción.

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