Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн
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Y le digo: dile a esa dama: Yo voy hablando así de vuestra amiga. Ahora bien; su amiga es nobleza; que tanto se aman una a otra, que la Nobleza siempre la llama, y la filosofía no vuelve su dulcísima mirada a otra parte. ¡Oh, cuán bello ornamento es éste que al final de esta canción se le ofrece con llamarla amiga de aquella cuya mansión propia está en lo más secreto de la divina mente!
FIN
Persuasión
Por
Jane Austen
CAPITULO PRIMERO
El señor de Kellynch Hall en Somersetshire, Sir Walter Elliot, era un hombre que no hallaba entretención en la lectura salvo que se tratase de la Crónica de los baronets. Con ese libro hacía llevaderas sus horas de ocio y se sentía consolado en las de abatimiento. Su alma desbordaba admiración y respeto al detenerse en lo poco que quedaba de los antiguos privilegios, y cualquier sensación desagradable surgida de las trivialidades de la vida doméstica se le convertía en lástima y desprecio. Así, recorría la lista casi interminable de los títulos concedidos en el último siglo, y allí, aunque no le interesaran demasiado las otras páginas, podía leer con ilusión siempre viva su propia historia. La página en la que invariablemente estaba abierto su libro decía: