Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

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El viejo se levantó de pronto.

—Viene un ciclón, Em —le gritó a su esposa—. Iré a ocuparme de los animales.

Y echó a correr hacia los cobertizos donde estaban las vacas y caballos.

La tía Em dejó su trabajo para salir a la puerta, desde donde vio con una sola ojeada el peligro que corrían.

—¡Aprisa, Dorothy! —chilló—. ¡Corre al sótano!

Toto saltó de entre los brazos de la niña para ir a esconderse bajo la cama, y Dorothy se dispuso a seguirlo, mientras que la tía Em, profundamente atemorizada, abría la puerta trampa y descendía al oscuro refugio bajo el piso. Al fin logró Dorothy atrapar a Toto y se volvió para seguir a su tía; pero cuando se hallaba a mitad de camino arreció de pronto el vendaval y la casa se sacudió con tal violencia que la niña perdió el equilibrio y tuvo que sentarse en el suelo.

Entonces ocurrió algo muy extraño. La vivienda giró sobre sí misma dos o tres veces y empezó a elevarse con lentitud hacia el cielo. A Dorothy le pareció como si estuviera ascendiendo en un globo.

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