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Mi primer impulso fue mostrarles a todos el obsequio recibido, ¡Y así lo hice! , salí orgulloso a la calle para contarle a mis amigos, y sumarme al grupo de ciclistas para divertirme con ellos.
Los chicos se entusiasmaron al verme e inmediatamente Claudio, uno de mis mejores amigos, me dijo intrigado “Genial Ricardo pero dime, ¿Ya sabes andar?”, “Aún no, recién la saco a la calle y no creo que sea difícil así que, ¡Aprenderé mientras estoy con ustedes!”, dicho esto me acomodé en el asiento e intenté pedalear como si supiera... A los dos metros me encontré desparramado en el suelo, se asomaron algunas risas por causa de mi torpeza, y me alentaron a intentarlo otra vez y así lo hice... En la segunda oportunidad, fue mas corto el tramo que anduve dibujando ondas en el aire, hasta chocarme de cara al piso.
¡Mientras practicas estaremos en la plaza! me dijeron, y se fueron todos a disfrutar el día.
Como te imaginarás sentí una gran desilusión al fracasar en mi primer ensayo de montar en bici, y entré a mi casa comprendiendo que me iba a costar mas de lo pensado el dominarla.