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En ese momento, el propio hijo del agricultor salió a la puerta.

“¿Es ése su hijo?”, preguntó el noble.

“Sí,” respondió el agricultor lleno de orgullo.

“Le voy a proponer un trato. Déjeme llevarme a su hijo y ofrecerle una buena educación. Si él es parecido a su padre, crecerá hasta convertirse en un hombre del cual usted estará muy orgulloso”.

El agricultor aceptó. Con el paso del tiempo, el hijo de Fleming, el agricultor, se graduó en la Escuela de Medicina del

St. Mary’s Hospital en Londres, y se convirtió en un personaje conocido a través del mundo, el notorio Sir Alexander Fleming, el descubridor de la Penicilina.

Algunos años después, el hijo del noble inglés cayó enfermo de pulmonía.

¿Qué lo salvó?... La Penicilina.

¿El nombre del noble inglés?

Randolph Churchill.

¿El nombre de su hijo?

Sir Winston Churchill.

Alguien dijo una vez: “Siempre recibimos a cambio lo mismo que ofrecemos”.


3.

LAS ROCAS EN EL JARRO Y LAS PRIORIDADES EN LA VIDA

Cier­to día, un ex­per­to mo­ti­va­dor es­ta­ba dictan­do una confe­ren­cia a un gru­po de profe­sio­na­les. Pa­ra de­jar en cla­ro un pun­to, uti­li­zó un ejem­plo que los pro­fe­sio­na­les ja­más ol­vi­da­rán.

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