Читать книгу Reflexionar I. Lecturas imprescindibles онлайн
11 страница из 37
Parado frente a un auditorio de gente muy exitosa, dijo: “Quisiera hacerles un pequeño examen”.
De abajo de la mesa sacó un jarro de vidrio de boca ancha y lo puso frente a él.
Luego sacó una docena de rocas del tamaño de un puño y empezó a colocarlas una por una en el jarro. Cuando quedó lleno hasta el tope, y no podía colocar más piedras, preguntó al auditorio: “¿Está lleno este jarro?”.
Todos los asistentes dijeron que sí.
Entonces volvió a preguntar: “¿Están seguros?”, y sacó de un balde de piedras pequeñas de construcción (cantos rodados). Echó un poco de éstas en el jarro y lo movió, haciendo que las piedras pequeñas se acomodaran en el espacio vacío entre las grandes. Cuando hubo hecho esto preguntó una vez más... “¿Está lleno este jarro?”.
Esta vez el auditorio ya suponía lo que vendría, y uno de los asistentes dijo en voz alta: “Probablemente no”.
“Muy bien”, contestó el expositor. Sacó entonces un balde lleno de arena y empezó a echarlo en el jarro. La arena se acomodó en el espacio entre las piedras grandes y las pequeñas. Una vez más preguntó al grupo: “¿Está lleno el jarro?”.