Читать книгу Dragonomics: integración política y económica entre China y América Latina онлайн

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Ahora que el proceso de profundización de relaciones entre China y ALC ha ingresado a su tercera década, se han estabilizado los flujos de salida de IED provenientes de China hacia la región. Parte de esta estabilización se debe a la propia desaceleración del crecimiento de China, pero también a su deficiente historial de debida diligencia. Del mismo modo, infracciones ambientales, conflictos con comunidades locales y numerosas acusaciones de corrupción han pasado la factura a los inversionistas chinos (Myers, 2019). Al mismo tiempo, el comercio entre China y ALC alcanzó en 2018 su más alto nivel histórico, US$ 306.000 millones, y el poder de atracción de China viene abonando los vínculos a través del Pacífico, incluyendo unas 41 sedes del Instituto Confucio que ofrecen instrucción en idioma mandarín en la región y programas de intercambio estudiantil entre China y ALC. El primer ministro chino Li Keqiang ha planteado la posibilidad de reubicar la producción industrial china en América Latina, incluyendo propuestas para formar empresas mixtas entre las compañías chinas (estatales y privadas) y firmas latinoamericanas locales en los sectores de alta tecnología y manufactura (por ejemplo, telecomunicaciones, logística, ferrocarriles y construcción naval). Incluso si estos proyectos propuestos, relacionados o no con la BRI, resultan ser nada más que sueños de opio, no hay dudas respecto a que China continúa echando raíces en América Latina, y al parecer este proceso será permanente.

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