Читать книгу Siempre De Azul. Cuentos Escritos En Pandemia онлайн
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El hombre se sienta en la mesa de juego, casi siempre pide un whisky y empieza con el póker. Está seguro del conocimiento que tiene sobre las cartas pero también está fascinado con la suerte en la que pone su futuro, el desafío de su existencia. Eso lo excita, le emociona, le estimula a seguir. Le agrada el aroma que despide el fieltro verde que forra las mesas. Le cautiva el sonido de las fichas al rodar, al mezclarse unas con otras y al ser recogidas en grupos y también le gustan los uniformes de etiqueta del personal.
Para Leonardo, el azar y la buena o mala suerte, no solo implica el ganar o perder dinero. Asocia la ventura del triunfo trivial con todo lo positivo, con la salud, con el amor, con la felicidad y asimismo, conecta el fracaso banal con todo lo negativo, con la enfermedad, con de desamor, con los desencuentros, con la desdicha, la traición, la desilusión y el fracaso.
—Si esta tarde he de ganar, Gabriela me sonreirá —especula— Si ocurre lo contrario, ni siquiera me mirará. La suerte atrae a la suerte y el infortunio al infortunio, se repite él.