Читать книгу Cómo construir matrimonios felices онлайн

7 страница из 27

Riccardo observó, al principio sin darse cuenta claramente, que Emilia fue perdiendo el amor. “En aquellos momentos, únicamente advertía que el comportamiento de Emilia para conmigo era cada vez más tenso, por más que yo no le encontraba explicación alguna y me resultaba imposible de comprender. Era como cuando, en un cielo todavía despejado y sereno, uno nota, por un cambio en el aire, que se hace más espeso, que se acerca una tormenta”.7Varios indicios exhibían el deterioro progresivo del matrimonio: a Emilia ya no le disgustaban sus ausencias; incluso, parecía alegrarse cuando él se iba. Se fue a dormir a la sala porque no soportaba que el marido tuviera abierta la ventana. Y, especialmente, el cariño de otrora se convertía en indiferencia y rechazo. Con dolor, Riccardo tuvo que reconocer que el sentimiento de unidad y amor que antes los unía ahora no existía; y para peor, tenía la horrible sensación de que había desaparecido para siempre. Invadido por un agudo sentimiento de impotencia, intentó hablar varias veces con Emilia para aclarar la situación, sin que ella diera una respuesta satisfactoria. Esa etapa fue fatal para Riccardo. “Acepté, pues, vivir como un hombre que lleva dentro de sí el malestar de una enfermedad amenazadora, pero que no acaba de decidirse a ir al médico; es decir, intentando no reflexionar demasiado ni sobre el comportamiento de Emilia con respecto a mí, ni sobre mi trabajo”.8 Sin embargo, no podía dejar de sentirse intensamente desdichado. “De pronto, me pregunté: ‘¿Por qué me siento tan desgraciado?’ Y entonces recordé que la primera punzada de dolor vino cuando escuché, hacía poco, la voz de Emilia por teléfono, una voz tan fría, tan cuerda...”9

Правообладателям