Читать книгу Un llamado a destacarse. Un desafío a los jóvenes para marcar una diferencia eterna онлайн

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Cristo, el comerciante celestial, que busca buenas perlas, vio en la humanidad perdida la perla de gran precio. En el hombre, engañado y arruinado por el pecado, vio las posibilidades de la redención.2

Cuando era pequeña, tenía fascinación por las perlas. Admiraba sus bordes suaves y su brillo delicado.

Pensaba que eran más hermosas que los diamantes o que los rubíes. Así que, no me sorprendió que Elena de White comparara a nuestro Salvador con una perla. Pero, no me esperaba lo que ella dijo acerca de que Jesús vio en la humanidad perdida esa “perla de gran precio”. ¿Cómo pudo ver algo hermoso en mí? Entonces, mientras leía esas elocuentes ilustraciones, comprendí la esencia de la salvación. Cristo no me busca porque estoy perdida. No desea salvarme porque se siente obligado a hacerlo. Me regala la salvación porque me ama.

La Sra. de White habló reflexivamente acerca de Cristo como el “comerciante celestial”. Al leer sus escritos, cada día me alegro en la humanidad, porque Jesús encontró en nuestro viejo y desarreglado mundo las valiosas perlas que estuvo buscando, y porque él vio una perla en mí.

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