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Por supuesto, Dios pudo haber negado tal petición. Después de todo, ¿por qué querría poner en peligro su preciosa nueva creación de seres humanos? En nuestro mundo, protegemos nuestras obras de arte. Tenemos leyes de derechos de autor que impiden que otros se apropien de nuestros escritos y obras de arte. En el caso de las obras muy valiosas, las colocamos en museos, y a veces incluso en vitrinas, donde la gente puede verlas, pero no tocarlas. Entonces, ¿por qué Dios no protegió a su nueva creación del ataque de Satanás?

En respuesta a esta pregunta, señalaré que el arte creativo de Dios al hacer a los seres humanos era muy diferente de los objetos inanimados que nosotros creamos. Él no podía protegerlos del conflicto entre el bien y el mal de la manera en que protegemos nuestras obras de arte sin violar una de las partes más preciosas de su “obra de arte”. Dios dio a la raza humana recién creada la misma inteligencia y libertad de elección que les había dado a los ángeles cuando los creó.

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