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ssss1 Ibíd., p. 16.

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Capítulo 5

La creación del mundo

Cien trillones de ángeles, o cuantos haya en realidad, no fueron suficientes para Dios. Quería más, muchos más seres inteligentes a quienes pudiera amar. Entonces creó a los seres humanos. Pero antes de poder hacer eso, tuvo que crear un planeta en el cual pudieran vivir. ¡Y logró la hazaña en seis días literales! No tengo que contarte la historia (supongo que la has escuchado muchas veces).54

Mi propósito en este capítulo es reflexionar sobre el significado de la Creación.

Es fácil para nosotros, que estamos en círculos cristianos conservadores, decir que “Dios es el Creador” sin detenernos a reflexionar sobre todo lo que implica esta afirmación. Así que, reflexionemos.

Cuando las personas en los tiempos de la Biblia se referían a “los cielos”, no tenían idea de la inmensidad del universo. Lo pensaron en términos de lo que podían ver: el sol durante el día, y la luna y miles de estrellas en el cielo nocturno. Algunos estudiantes de la Biblia sugirieron que las personas pensaban que el cielo consistía en una cúpula hecha de una sustancia sólida, como el bronce, y que el sol, la luna y las estrellas consistían en agujeros en la cúpula que permitían que la luz del salón del Trono de Dios brillara. Los antepasados en realidad no pensaron en el cielo en esos términos,55 pero la idea sugiere la visión limitada del universo que tenían. ¿Cómo podría ser de otra manera? Podemos entender la naturaleza solo por la forma en que la percibimos con nuestros cinco sentidos, incluidos los instrumentos científicos que se hayan creado para extender el alcance de nuestros sentidos. Pero nuestros antepasados no tenían tales instrumentos. Estaban limitados a lo que podían ver con sus ojos y escuchar con sus oídos.

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