Читать книгу Conflicto cósmico. Acontecimientos que cambiarán su futuro онлайн

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Sin embargo la sangre de otro testigo debía hablar de la verdad. Jerónimo había exhortado a Hus a mantener el valor y la firmeza, declarando que si cayera en peligro, él se apresuraría en su ayuda. Al enterarse del apresamiento del reformador, el fiel discípulo se preparó para cumplir con su promesa. Sin un salvoconducto se puso en marcha hacia Constanza. Al llegar, se convenció de que solamente se había expuesto a sí mismo al peligro sin la posibilidad de hacer nada por Hus. Huyó entonces, pero fue arrestado y traído de vuelta, cargado de cadenas. En su primera aparición en el concilio, sus tentativas de responder fueron apagadas con gritos: “¡A las llamas con él!”ssss1Fue arrojado en un calabozo y alimentado con pan y agua. Las crueldades que rodearon su prisión le acarrearon enfermedad y amenazaron su vida; pero como sus enemigos temieron que la muerte lo librara de sus manos, lo trataron con menos severidad, aunque permaneció preso durante un año.

Jerónimo se somete al concilio

Como la violación del salvoconducto de Hus había despertado una tormenta de indignación, el concilio determinó que en lugar de quemar a Jerónimo, lo obligarían a retractarse. Se le ofreció la alternativa de retractarse o morir en la estaca. Debilitado por la enfermedad, por los rigores de la prisión y por la tortura de la ansiedad y la incertidumbre, separado de amigos y descorazonado por la muerte de Hus, la fortaleza de Jerónimo se rindió. Se comprometió adherir a la fe católica y aceptar la decisión del concilio al condenar a Wiclef y a Hus, exceptuando, sin embargo, las “sagradas verdades”ssss1 que ellos habían enseñado.

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