Читать книгу Conflicto cósmico. Acontecimientos que cambiarán su futuro онлайн

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En su calabozo, Hus previó el triunfo de la fe verdadera. En sueños vio al Papa y a los obispos desfigurando los cuadros de Cristo que él había pintado en los muros del palacio de Praga. “Esta visión lo perturbó. Pero al día siguiente volvió a soñar y entonces vio a muchos pintores ocupados en restaurar estos cuadros en mayor número y con colores más brillantes... Los pintores... rodeados por una inmensa multitud, exclamaron: ‘Ahora que vengan los papas y los obispos; nunca los volverán a desfigurar...’ ” Dijo el reformador: “La imagen de Cristo nunca será desfigurada. Han querido destruirla, pero será pintada de nuevo en todos los hogares por predicadores mucho mejores que yo”.ssss1

Por última vez Hus fue traído ante el concilio, una vasta y brillante asamblea: estaban el emperador, los príncipes de todo el imperio, los delegados reales, cardenales, obispos, sacerdotes y una gran multitud.

Se le pidió que expresara su última decisión, y Hus declaró que se negaba a abjurar. Fijando su mirada en el monarca que en forma tan vergonzosa había violado la palabra empeñada, declaró: “Determiné, por mi propia y libre voluntad presentarme ante este concilio bajo la pública protección y la fe del emperador aquí presente”.ssss1 El bochorno cubrió la cara de Segismundo mientras los ojos de todos se fijaban en él.