Читать книгу La ruralidad que viene y lo urbano. Un despertar de la conciencia онлайн

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El sector campesino de los pequeños productores pobres del campo se encuentra amenazado por cuatro grandes tendencias: la acelerada urbanización y la metropolización, el desarrollo inequitativo de los mercados y el consumismo, la ineficacia e inadecuación de las políticas públicas y los procesos de modernización productiva, sin contar el cambio climático. Estas tendencias arrinconan y sacan de sus parcelas y proyectos de vida a muchos productores a medida que la competitividad se torna el rasero para permanecer en el mercado.

El país ha ensayado diversos tipos de políticas para resolver el problema agrario y rural. La mayoría de ellas pueden considerarse un fracaso, como por ejemplo, el modelo de desarrollo emprendido para la agricultura y el desarrollo urbano. Programas como el Plan Nacional de Rehabilitación, el Desarrollo Rural Integrado y la Reforma agraria, entre otros tuvieron impactos marginales en la solución de la pobreza rural y no generaron las condiciones necesarias para iniciar el cambio frente a un modelo que acentúa los desequilibrios rurales-urbanos. En ese sentido, es previsible que el nuevo esquema de desarrollo rural con enfoque territorial enunciado, el cual se encuentra en marcha en varios países de América Latina, produzca resultados parecidos. Esto se debe a la forma como están diseñados los programas y proyectos, buena parte de ellos son concebidos por una burocracia pública alejada de la realidad, y también a los métodos adoptados por los gestores y ejecutores para adelantar programas y proyectos sin una coordinación real y efectiva, los cuales además operan en el marco de una institucionalidad desarticulada que todavía maneja criterios sectoriales y carece de integralidad.

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