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El modelo de ciudadanía del republicanismo, como ya dijimos, es distinto al liberal; el elemento distintivo es la idea de participación, que se encuentra estrechamente vinculada a la noción de libertad republicana como no dominación, a la soberanía de las leyes y a la presencia de virtudes cívicas como soportes de deberes ciudadanos. La idea es que sin participación libre en la cosa pública esta puede ser contaminada. Según esta teoría, la libertad está ligada a la ausencia de dependencia material de otros. El ciudadano es libre por la ley, gracias a la ley, y no a pesar de ella. Ello exige asumir deberes para con la cosa pública, compartir ciertos valores, costumbres y concepciones del bien, lo que Tocqueville llamó «hábitos del corazón». Los ciudadanos deben ser educados en la virtud cívica. Dice Ortiz Leroux:

El republicanismo sostiene la idea de un Estado socialmente responsable y activo en materia moral que fomente la participación ciudadana en la cosa pública a partir del cultivo de las virtudes cívicas52. El liberalismo, por su parte, es partidario de un Estado abstencionista y pasivo o neutral en materia moral que respete los derechos y la autonomía del individuo53.

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