Читать книгу El mercado de la salvación. Las estrategias de negocios que comparten empresas y religiones онлайн

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En primer término, Epimeteo le ruega a Prometeo que le permita hacer el trabajo. Lo hace por la tarea misma, por pura diversión. Epimeteo no está orientado a resultados, sino que lo mueve el placer de realizar una distribución ingeniosa y creativa, pero “es incapaz de sacrificar placer en función de resultados futuros”48. Esta forma de actuar no se limita a evitar el dolor sino que busca el placer49. El placer de Epimeteo no es físico, se trata de un placer que podríamos llamar “intelectual”. Para él la repartición de dones no era un trabajo sino un auténtico gusto, por eso no realizaba la distribución pensando en metas o en las consecuencias de sus decisiones.

Epimeteo disfrutaba distribuyendo las cualidades y ayudando a las especies, pero no lo hacía por altruismo ni egoísmo, él estaba más allá de esas valoraciones. Lo hacía porque le gustaba emplear su tiempo en el trabajo. Es el principio del consumo, así como Prometeo es el principio de la producción y Zeus el de la moral. Un acto placentero es un acto de consumo. El placer no implica la inacción, por el contrario, Epimeteo se lanza a una actividad altamente creativa. Pero no es una actividad con fines productivos como la de Prometeo, sino una actividad por la actividad misma, ya que en ella reside el placer. Epimeteo fue el primer workaholic del que se tenga registro.

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