Читать книгу Mejor no recordar онлайн

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—Gracias. Podemos ir ahora mismo, si le viene bien. —Andrés estaba inquieto y no dejaba de dar vueltas por la cocina.

—Sí. Les espero en la comisaría. Cuando lleguen a la garita pregunten por mí.

—Gracias. —Antes de que ambos colgasen, le cogí el móvil a Andrés—. Inspector Ugarte, soy Macarena, la madre de Alejandra.

—Buenas noches, señora Casado. —La voz del inspector era más grave de lo que imaginaba ahora que la escuchaba de cerca, pero no sé por qué, me trasmitía confianza y seguridad.

—¿Podría decirnos si han averiguado algo? —pregunté a la vez que me mordía las uñas.

—De eso mismo quería hablarles en comisaría, aparte de tomarles declaración.

—De acuerdo —dije firmemente—. Vamos hacia allí.

22:00 h

Andrés y yo volvimos a la comisaría, pasando por delante de la garita y, como se nos había indicado, mencionando el nombre del inspector Ugarte. A diferencia de por la mañana, no tuvimos que esperar a ser atendidos, el inspector nos estaba esperando en su despacho. Un agente nos condujo hasta él, subiendo hasta llegar a la segunda planta y caminando por un largo pasillo. Rápidamente, llegamos a una de las habitaciones que había al final del corredor y, pegada a la ventana, percibimos la silueta de un hombre. Tal y como me había imaginado, era un señor alto y con barba, que por su elegante traje de chaqueta y corbata nadie hubiese dicho que se trataba de un policía.

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