Читать книгу Mejor no recordar онлайн

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—¿Cómo van a proceder con la investigación? —volvió a preguntar Andrés. Me quedé sorprendida ante su iniciativa y sus precisas preguntas.

—Mañana me pondré en contacto con todos los amigos de su hija que estuvieron con ella la noche de su desaparición. También, requisaremos las grabaciones de las cámaras de seguridad de la discoteca Tornado para comprobar el relato del portero y verificar la hora exacta de la salida de Alejandra. Así mismo, localizaremos el Uber que supuestamente su hija solicitó. Tenemos que pedir una orden judicial para poder acceder a los datos de la empresa y que nos confirmen si Alejandra se subió en él. —Andrés y yo asentíamos lentamente mientras escuchábamos las palabras del inspector—. En cuanto tenga noticias o averigüemos algo, se lo comunicaremos. Y, ahora, ¿podrían repetirme exactamente todo lo que le contaron al agente Solís? Intenten recordar cualquier indicio sospechoso o fuera de lo normal.

Detalladamente volvimos a narrar lo sucedido ayer por la noche, intentando aportar todos los detalles de los que éramos conscientes. Mientras describíamos las conversaciones que habíamos mantenido con sus amigos, iba sintiendo cómo un intenso ardor me quemaba el estómago y un temblor me recorría la espalda. Los ojos me picaban y cada vez me costaba más mantenerlos abiertos. Las lágrimas salían por sí solas de mis ojos, empapándome el rostro, deslizándose por el cuello. Alejandra llevaba diecisiete horas desaparecida y, a medida que avanzaban los minutos, la esperanza de encontrarla se rompía en mil pedazos.

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