Читать книгу Estoy en el mundo, soy de Dios. Fe y relativismo. Un testimonio abierto al diálogo онлайн

10 страница из 12

Exige, podríamos decir, aplausos para lo que él aplaude, y desconsidera a la persona que no lo hace y su derecho a opinar. No tolera que se lo cuestione o se lo invite a la reflexión. Es decir, el relativista contradice su propio relativismo. O lo aplica consigo mismo nada más y otros pocos, dejando al margen a muchos, con quienes se pone pretencioso.

El tolerante intolerante suele manifestar desprecio hacia actitudes y expresiones que refieran alguna búsqueda de una verdad externa a sí mismo, o que afirmen y custodien valores que se consideren innegociables (porque se descubre que no dependen de las opiniones ni de las circunstancias, o que tienen preeminencia sobre estas).

Ante todo lo dicho, entiendo que algunas afirmaciones hayan podido sonar algo tajantes. He dudado en dejarlas aquí. Pero, finalmente, he decidido no sacarlas, ya que describen un extremo en el que se cae ciertamente.

Soy consciente de la posibilidad de haber caído yo también, a su vez, en generalizaciones injustas o enunciados sin consideración de ciertos matices. Y lo quiero reconocer ahora, antes de lanzarme al siguiente paso, que me involucra más todavía.

Правообладателям