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Esta explicación conlleva varios problemas. Si Adán y Eva no se dieron cuenta de lo que estaban haciendo, si fueron totalmente embaucados, entonces el pecado habría sido todo de satanás. Pero la Biblia deja claro que a pesar de su astucia, la serpiente habló desafiando directamente el mandamiento de Dios. Adán y Eva habían oído a Dios promulgar su prohibición y advertencia. Oyeron a satanás contradiciendo a Dios. La decisión estaba clara ante ellos. No podían apelar a la astucia de satanás para excusarse. Aun si satanás no hubiera sólo embaucado sino forzado a Adán y Eva a pecar, aún no estamos libres de nuestro dilema. Si hubieran podido decir con razón: “El diablo nos hizo hacerlo”, aún tendríamos que afrontar el problema del pecado del diablo. ¿De dónde procede el diablo? ¿Cómo consiguió transmutar de lo divino a diabólico?

Tanto si estamos hablando de la Caída del hombre o de la caída de Satanás, estamos tratando aún el problema de criaturas buenas que se vuelven malas. Oímos la explicación “fácil” de que el mal vino a través del libre albedrío de la criatura. Se dice que el libre albedrío es una buena cosa, y el que Dios nos dé libre albedrío no hace recaer la culpa sobre El. En la creación, al hombre le fue dada la capacidad para pecar y la capacidad para no pecar. El escogió pecar. Pero la cuestión queda: “¿Por que?”

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