Читать книгу Estudios sobre la psicosis. Nueva edición reescrita y ampliada онлайн
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Distinta es, a este respecto, la propuesta de Kant elaborada a partir de la oposición entre un reino de los fenómenos y un reino del noúmeno; según el filósofo de Königsberg habría en el primero, el reino de la Naturaleza, un completo determinismo en el cual resultaría imposible hablar de libertad, mientras que ésta se asentaría en el segundo, el reino moral, entendiendo de este modo que la libertad es un postulado de la moralidad. Se plantea así, abiertamente, una problemática muy debatida a lo largo de los dos siglos pasados, encrucijada que atañe a la supuesta oposición entre determinismo y libertad, y por extensión al determinismo y la responsabilidad.
Tal como recoge J. Ferrater Mora en su Diccionario de Filosofía (1994), el determinismo, en su acepción general, «sostiene que todo lo que ha habido, hay y habrá, y todo lo que ha sucedido, sucede y sucederá, está de antemano fijado, condicionado y establecido, no pudiendo haber ni suceder más que lo que está de antemano fijado, condicionado y establecido». Una definición de estas características hermana, en efecto, el determinismo con el mecanicismo, cuyas posiciones más radicales abogan en favor de un determinismo generalizado, tanto el que afecta a los fenómenos naturales como a las acciones humanas. Como puede suponerse, una tal perspectiva se opone frontalmente a cualquier tipo de responsabilidad subjetiva, negando toda posibilidad de libre albedrío o capacidad de elección. De manera que el mecanicismo y el determinismo, en sus versiones extremadas, representan una posición abiertamente contraria a aquellas corrientes de pensamiento que he evocado antes, en especial a las defendidas por Marco Aurelio o Sartre.