Читать книгу Canciones de lejos. Complicidades musicales entre Chile y México онлайн
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Aunque la rapidez de su ascenso en México quedó alguna vez descrita injustamente por una revista chilena como la excepción de un muchacho “mimado por la suerte”, Lucho Gatica mostró una disposición al éxito mediante arduo trabajo, que lo hizo cuidar tanto lo grande como lo pequeño. Una nota de la revista Ecran de diciembre de 1953 destaca:
[…] posee una extraña facilidad para adaptarse al medio en que se desenvuelve, lo que le ha permitido granearse la simpatía de sus compañeros. Lucho sabe reír, contar chistes y anécdotas; como también arrugar el ceño y escuchar atentamente consejos, palabras de aliento o críticas. Lucho Gatica escucha todo, y de cada cosa saca un provecho. Es un muchacho que está aprendiendo, que le gusta estudiar, y que tiene muchas y grandes ambiciones.
El entusiasmo de sus seguidoras puede también sumarse a todos aquellos nuevos códigos de época que el chileno no tuvo problemas en abrazar sin pudor. Sus retratos en revistas y en portadas de discos apoyaban la identificación de un talento joven al que admirar desde la cercanía: siempre sonriente, llano, sin restricciones de formalidad. Para mediados de los años cincuenta se asentaba en el dial chileno el programa Cita con Lucho Gatica, en torno al cual giraban cartas constantes, entusiastas socias y concursos que seguían su trayectoria a la distancia. Poco antes se había fundado un primer club de fans chilenas del cantante.