Читать книгу Santa María de Montesa. La orden militar del Reino de Valencia (ss. XIV-XIX) онлайн
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Mención particular por su argumento y ámbito temporal merece el estudio que Armando Alberola Romá dedica al terremoto de 1748. Con aportación de nuevos datos, establece el estado de conocimientos sobre la catástrofe, con lo que hace –también– las veces de balance sobre el asunto. Pero el trabajo va más allá, al analizar la voluminosa información que el suceso generó y el intenso contacto que mantuvieron las autoridades locales y provinciales con el Consejo de Castilla (en la persona del marqués de la Ensenada), lo que hizo posible que desde la Corte se pudieran evaluar los daños con cierta precisión y acometer el socorro de forma razonablemente proporcionada. Pese a la impotencia frente a los «elementos enfurecidos», los diferentes niveles de la administración, renovada después de la Guerra de Sucesión, reaccionaron con relativa rapidez, desplegando numerosas acciones para paliar daños y atender a la población (lo que, muy probablemente, constituiría la base de experiencia necesaria para afrontar la nueva calamidad de 1755)... y, aunque, paralelamente –signo de los tiempos– no se dejaron de lado las devociones tradicionales como forma de conjurar el peligro.