Читать книгу Santa María de Montesa. La orden militar del Reino de Valencia (ss. XIV-XIX) онлайн

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ssss1. El hecho de que en plena ocupación de Murcia por las tropas de Jaime II, este, en 1298, concediera a García López de Padilla seguridades para los miembros y propiedades de la Orden en tierras aragonesas pudo no ser bien comprendido en la corte castellana (I. J. de Ortega y Cotes, J. F. Álvarez de Baquedano y P. de Ortega Zúñiga y Aranda: Bullarium Ordinis Militiae de Calatrava, Madrid, 1761 [ed. facs., Barcelona, 1981], p. 738, en adelante BC), y menos aún que Jaime II reconociera la lealtad del maestre castellano que actuaba en febrero de 1300 de auténtico «confidente» político del monarca aragonés; en aquella ocasión Jaime II se dirigía al maestre en contestación a la carta que este previamente le había mandado, reconociendo su lealtad. A. Giménez Soler: Don Juan Manuel. Biografía y estudio crítico, Zaragoza, 1932, doc. xxiii, p. 243. Poco después, en febrero de 1304, era el propio maestre quien, en consideración del afecto que Jaime II y sus antecesores habían mostrado hacia la Orden, confería vitaliciamente al infante don Juan, hijo del monarca aragonés, cuantos lugares, rentas y posesiones tenía la milicia calatrava en tierras italianas de Apulia, Principado y Romaña (Pedro Carlos Picatoste Navarro: «Intereses transalpinos de Jaime II en la época de conquista del reino de Murcia. La donación de los calatravos al infante Juan en 1304», en Jaime II, 700 años después, Alicante, 1997, pp. 463-464). Frente a estos datos, apenas resultan significativos indicios aislados que denotan algún tipo de fricción entre el maestre y el rey Jaime. Sirva de ejemplo la protesta que en junio de 1300 cursa ante la corte el subcomendador de Alcañiz y un procurador del maestre calatravo por la participación de los vecinos de Alcañiz y sus aldeas en la hueste del rey junto con los de Teruel, sin contar con el preceptivo permiso del maestre (AHN, OOMM, REOC, IV, 1344 C, f. 244).

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