Читать книгу El precio de la democracia онлайн

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El principal defecto del “2 por mil” —y no es poca cosa— es que las aportaciones de cada ciudadano dependen de su nivel de ingresos. Lo que hace falta instaurar es un sistema de financiamiento público que haga equitativos los votos de todos los ciudadanos. Eso son los Bonos para la Equidad Democrática. Sin embargo, más valía instaurar el “2 por mil” que ceder a las presiones populares y acabar definitivamente con toda forma de financiamiento público de la vida electoral italiana y así condenarla un poco más al secuestro por parte de los recursos privados.

Recapitulemos. Por una parte, en numerosos países el financiamiento privado de la democracia está, hoy en día, muy poco regulado; en particular, no existe límite para las donaciones privadas a partidos políticos y a campañas, y a menudo tampoco las contribuciones de las empresas tienen límite. ¿La consecuencia? En el siguiente capítulo veremos que, por lógica, esto conduce, en las democracias no reguladas, a niveles de financiamiento privado extremadamente altos —decenas de miles de euros—y que dicho financiamiento no se distribuye de manera equitativa entre los diferentes partidos. Históricamente, los partidos más conservadores se han beneficiado más, y los partidos más progresistas que se benefician de estos sistemas en la actualidad a menudo lo hacen a costa de abandonar la lucha por los sectores populares de la sociedad. Además, en algunos países, este abundante financiamiento privado reduce a la nada todos los esfuerzos de financiamiento público destinados a volver más igualitario y representativo el sistema democrático.

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