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LECTURA | En 2015, 2.72% de los contribuyentes italianos (es decir, 1.1 millones de contribuyentes) marcaron la casilla del “2 por mil” en su declaración de impuestos. El monto promedio de la subvención pública que asignaron al partido político de su elección fue de 11.20 euros.

FIGURA 8. “2 por mil”: porcentaje de contribuyentes y monto promedio de la subvención pública en Italia, 2015-2017.

Este sistema no está hecho para que todos lo utilicen y sin embargo, a riesgo de sorprender al lector, pienso que todos deberían utilizarlo. Usar hoy el sistema existente, a falta de uno mejor, y usar mañana, espero, los Bonos para la Equidad Democrática que describiré en el capítulo 10, que permitirían a cada ciudadano donar la misma cantidad al partido político de su elección, independientemente de su nivel de ingresos. Comprendo la desconfianza hacia los partidos políticos, pero es importante señalar aquí que no utilizar este sistema —dado que existe— es la peor solución, pues quienes lo crearon sí lo utilizan, para su ventaja. Si, como ciudadano(a), te parece más urgente financiar hoy a las escuelas o los hospitales de Italia que a sus partidos políticos, en el fondo tienes razón, pero te equivocas en el método, pues corres el riesgo de permitir que —en parte gracias a este sistema— resulten elegidos partidos que favorecerán la reducción del gasto público, por encima del gasto social y la progresividad fiscal. Del mismo modo —y volveré a esto—, la peor respuesta posible a las desviaciones actuales de nuestras democracias que se ahogan en un creciente oleaje de dinero privado es suprimir el financiamiento público. Hace falta, por el contrario, sustituir el dinero privado que tiene atrapado el juego electoral por un financiamiento público importante y equitativo.

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