Читать книгу Atención y concentración. Hacia una evolución dirigida de nuestro cerebro онлайн

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Las consecuencias de esto en la vida cotidiana pueden ser leves. Un caso habitual es el de perder mucho tiempo buscando los anteojos perdidos (y que tal vez estén puestos o en el bolsillo más cercano) o la media que falta para completar el par.

Pero también pueden producirse problemas moderados (es posible perder un trabajo por pérdida de eficiencia, en particular si estos despistes son frecuentes) y hasta muy graves.

La mayor parte de los “errores humanos” en las grandes tragedias, de descarrilamiento de trenes a explosiones que tiran abajo edificios completos, se deben a distracciones.

A nivel neurológico, muchos despistes se producen porque algunas zonas del cerebro se desactivan: aparecen en las neuroimágenes como si estuvieran dormidas.

Una de las últimas investigaciones en confirmar este fenómeno procede de la Universidad de Wisconsin-Madison, de los Estados Unidos, publicada en la revista Nature en 2013 y focalizada en las tareas motoras.

Allí se observó que en el sistema nervioso de un individuo que no ha descansado lo suficiente hay zonas que pueden permanecer en un estado similar al del sueño, aunque esté despierto, mientras el resto del cerebro permanece en estado de vigilia.

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