Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн
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Pero Steven había desaparecido, solo estábamos el Tieso, el negro Mena y yo, los otros dos guardaespaldas se habían ido a comprar comida a Darién, que era el pueblo donde estábamos. Me fui a la habitación y pude escuchar a Lorena gemir fuertemente, también pude escuchar la voz de Berrinche y Steven, se la estaban follando entre los dos, me dio cierta rabia porque Steven estaba reservado supuestamente para mí, pero entendí que allí todos hacíamos lo que queríamos y comprendí que era normal que le gustase follarse un coño, pero sentí morbo solo de imaginarme como lo estarían haciendo entre los dos.
Me fui al salón donde estaba el Tieso y el negro Mena, pero mi polla me delató, pues el Tieso me reparó, se dio cuenta de que estaba caliente y me preguntó que por qué venía con la polla dura, le dije que había escuchado a Lorena, que estaba follando con Steven y Berrinche, se puso a reír y me dijo que yo tenía la mejor polla a mi disposición y le dijo al negro Mena que me pusiera la polla en mi boca, me avergoncé, pero me arrodillé, él sacó su enorme polla aún dormida, con mis dos manos la cogí y empecé a chupársela, mientras el Tieso se tocaba la suya viéndome arrodillado chupando el pollón de su escolta de más confianza.