Читать книгу Diario de un adolescente precoz colombiano онлайн
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Le dije que llamara a su madre para que no se preocupara, que pronto nos iríamos, pero yo no quería, nos levantamos, me duché, fuimos a la cocina y allí quedaban solo en la casa Steven, Berrinche, el Rolo, Michín, Lorena, el DJ “Felina”, que así le llamaban y dos chicas más. Llamamos a la mamá de Lorena y a la mía, les dijimos que estábamos bien, que estábamos en casa de un amigo en el lago Calima y que pronto regresaríamos.
María, la empleada de la casa, nos preparó a todos un desayuno que nos hizo recuperar fuerzas y mientras desayunábamos, entró el negro Mena con una sonrisa en su cara mientras me miraba, sentí muchísima vergüenza. No daba crédito, que un negro me hubiese follado y más cuando ya me habían follado todos los que estaban sentados en la mesa y María cuando me sirvió el desayuno dijo: “Coma mi niño, para que coja más fuerza”, hubo un silencio en la mesa, luego todos nos soltamos a reír del sarcasmo que habíamos escuchado por su parte y más al saber cómo yo había funcionado durante el fin de semana.